10 oct 2010

El Terror Definitivo

Por una razón todavía desconocida, Belén Esteban se mantiene en una especie de semi-vida durante muchísimos años. Después de un siglo sigue viviendo como una  zombie, encadenada a una silla en el plató de "Salvamé", que ya ha cambiado de nombre 20 veces en ese tiempo. Ya no puede articular palabra, casi no tiene carne ni huesos. Está en estado de descomposición, con gusanos asomando por sus orificios, pero sigue siendo una autoridad. 

Cada vez que gruñe, hace un ruido o muerde a un entrevistado, la gente asiente comprendiendo perfectamente lo que creen que quiere decir. No tiene más racionalidad que un perro ciego, pero Belén tiene autoridad total sobre la gente, y en los últimos programas se ha comido el cerebro de varios invitados que no le han gustado. La legislación y el público lo ve bien, como en una especie de "Día de la Marmota" en que la sacan a emisión para que tome decisiones importantes. Llevan a presidentes de La República de España y ella decide si van a seguir o no. Hace referéndums.

Hay días en que simplemente quiere ponerse en el centro del plató y bailar. Sus hijos, muy viejos, están siempre con ella de la mano. La llaman "madre" y la tratan con cariño, como si fuera una mascota traviesa. "Mira como se come al colaborador", "ha ha, parece que ese comentario no le ha gustado".

Belén Esteban se convierte en la Autoridad Moral Total y Definitiva. Nadie lo duda.

Halloween

Se acerca Halloween, y con ello me imagino que llegarán unas cuantas películas de miedete. Noviembre es un gran mes para el terror. Y pensando en ello, me he acordado de hace muchos años, en los ochenta, una de las épocas doradas de la serie B, cuando se hacían productos de terror efectistas como chorizos, y yo disfrutaba como un enano viendo una tras otra película, teniendo que dudar en el videoclub entre una monstruosidad de títulos espectaculares.

Me vienen a la cabeza películas de John Carpenter, no porque me encante él como director y lo que hace, sino porque honestamente, veía sus películas de joven y sin saber quién era, me encantaban. Veía Christine, La Cosa, La Niebla, Halloween... y flipaba. Pasaba miedo por un rato, sólo en el salón, a oscuras y pensando que esas pesadillas me podían pasar a mí. 

Con el tiempo descubrí que era el mismo señor el que hacía esas películas, el que me metía esos viajes, y le amé para siempre. Luego vinieron los zombies, el gore, otras cosas... pero primero, indiscutiblemente, llegó John Carpenter.